María Victoria Alcaraz presentó en el Campus Euroamericano de Cooperación Cultural el Botiquín para primeros Auxilios culturales, un proyecto desarrollado por Mercociudades.
Las situaciones de crisis emanadas de catástrofes naturales generan contextos en los que los gestores culturales no pueden permanecer al margen. Así lo explicó en la tarde de este miércoles la directora del Centro Cultural San Martín
de Buenos Aires María Victoria Alcaraz, en un taller sobre Cultura, catástrofe y primeros auxilios, impartido en el Campus Euroamericano de Cooperación Cultural que se está desarrollando en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
Alcaraz presentó el proyecto de herramientas on-line Botiquín de Primeros Auxilios Culturales, un recurso para técnicos de programación cultural que pretende facilitar la labor de éstos en circunstancias de crisis extrema producida por catástrofes naturales.
El terremoto que asoló Chile, el pasado febrero, generó una gran inquietud en algunos gestores culturales argentinos (que veían de cerca la situación y no sabían como cooperar) que les llevó a poner en práctica un proyecto de red cultural que ha sido elevado a Mercociudades, una malla que engloba a 214 urbes del cono sur americano. El principal hito que motivó a desarrollar esta iniciativa pasó por aceptar que los gestores culturales se forman en “escenarios de trabajo ideales”.
Por ello Alcaraz apuntó que los gestores deben estar formados también para afrontar crisis en sus panoramas de trabajo, es necesario que conozcan las situaciones posibles (histeria, caos, derrumbe, inundación, fuego…) y abunden en las posibilidades cercanas y útiles para desarrollar el trabajo para el que han sido formados: la difusión, producción, y comunicación de la cultura, incluso en momentos tan complicados como los de una crisis catastrófica.
¿Qué se incluye en el Botiquín de Primeros Auxilios?
¿Qué pasa cuando una catástrofe (terremoto, inundación, tsunami…) acaba con los planes preelaborados, destroza las instalaciones, inutiliza equipos, etcétera? Pues la primera iniciativa que este proyecto ha establecido estima que se debe partir de una plataforma digital (la cual ya está a punto de ser terminada), ubicada en un servidor virtual y a la que se pueda acceder desde cualquier lugar, y en ella se debe “colgar” toda la documentación necesaria para relanzar, en los 90 días siguientes al caos, una programación cultural adecuada a las circunstancias. Además es importante que en esa plataforma existan directorios telefónicos que ayuden a acercar recursos, a localizar personas; bibliografías que documenten casos parecidos en los que las ciudades se puedan ver inmersas; memorias de acciones rápidas para hacer operables las ciudades en las que no hayan infraestructuras, etc… Pero lo más importante, recordó la argentina, es tener capacidad de reacción, escuchar al damnificado y actuar en base a los conocimientos adquiridos.
¿Es necesaria la cultura en tiempos de crisis?
Muy necesaria, según Alcaraz. En su experiencia en el terremoto chileno estos gestores percibieron que mientras “los padres buscaban alimento y necesidades básicas, los jóvenes y niños se encontraban en una situación de desamparo que les podía generar estrés, ansiedad, tristeza, etc… graves problemas psicológicos y anímicos”. Por ello, concluyó, es muy importante “sacar sonrisas, ofrecer a la población incentivos que los saque de la miseria que la propia naturaleza los ha relegado”. Los ejemplos en el taller se sucedieron, desde mimos y actores que viajaron a la isla de Juan Fernández, devastada por el seísmo chileno, hasta planes de animación a la lectura –incluso sin disponer de libros- como cuentacuentos y escenificaciones.
Por otro lado, y para finalizar algunos ponentes expusieron sus propias experiencias, entre las que hay que destacar la creación en México de unas Brigadas Culturales formadas por psicólogos, mimos, actores, cuentacuentos, etc que salen a la calle en situaciones críticas y que su principal objetivo es luchar contra el miedo, la indefensión, la histeria, etcétera. Estas brigadas ya funcionan en el país centroamericano desde hace tiempo con resultados bastante positivos.
Texto: LEONCIO GONZÁLEZ
Foto: QSL Canarias
