A lo largo mañana tuvo lugar una importante reunión del Comité científico, un apoyo importante para la dirección del comité director del PEVOLCA, que se reunió en el Ayuntamiento de El Pinar. La portavoz del comite científico, María José Blanco, del IGN, que señaló que “en la fase actual de la emisión, no existe un peligro para la población, pues el próximo paso sería una columna de vapor que no es peligrosa, salvo en el entorno en la que se produce”.
En las últimas días hemos visto una emisión de superficie de burbujas de lava humeantes, que al desgasificarse se hunden de nuevo en el mar. “Las futuras fases que esperamos dependeran a la profundidad del centro emisor, aproximadamente, estamos a un límite de 150 metros, a menor profundidad aparecerán las columnas de vapor de agua que podrían alcanzar como máximo 500 metros de altura, y posteriormente en la siguiente fase se producirá la emisión de distintas partículas que se llaman ‘de cola de gallo’, que tiene un mayor peligro por la interacción del agua de mar con los materiales magmáticos”.
Esta fase llamada surtseyana de la salida de lava volcánica, podrá avisar con 7 u 8 horas de antelación previa, mediante columnas de humo de vapor, antes de producirse la emisión de partículas y cenizas, un proceso más explosivo al interactuar el agua marina. Los técnicos entienden que “el crecimiento del edifico volcanico parece más lento, pues tiene que ir construyendo su propio edifico, y debido a que la señal del tremor parece muy constante, la tasa de emisión suponiendo que el proceso siga evolucionando como era esperable, alcanzará una altura de la superficie del mar, ahí alcanzaría su máxima peligrosidad, lanzando ceniza con un radio de 4 o 5 kilómetros, dispersándose en un entorno más amplio debido a las condiciones meteorológicas. Posteriormente, cuando el centro emisor construya su propio edificio y se aisle del mar, se ‘acabaron’ los problemas ya que construirá su propio edificio subaéro, como en la erupción del Teneguia, una salida de magma y lava tranquilas”.
La instalación de un hidrófono en el puerto del pueblo de La Restinga y el estudio de la carta marina de la zona, para adelantarnos a la situación, serán dos variables importantes para los científicos. Estos medios “permitirán prever un factor de riesgo con el tiempo suficiente para poder tomar medidas de protección”.
