El director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, ha asegurado hoy que la reforma del régimen disciplinario que prepara el Gobierno no pretende endurecer las sanciones disciplinarias a los agentes sino fijar los castigos de determinadas conductas establecidas por ley desde 2007.
“De lo que se trata es de adaptar la Ley de derechos y deberes de los miembros de la Guardia Civil aprobada en 2007 a la ley de régimen disciplinario que no tiene tipificadas determinadas cuestiones”, ha señalado en declaraciones a los periodistas Fernández de Mesa tras presentar un curso sobre la atención de los agentes a las personas con discapacidad.
Así, ha explicado, se pondrá fin al “vacío” existente desde la aprobación de la ley orgánica de 2007 que regula los derechos y obligaciones de los miembros de la Guardia Civil y que reconoce el derecho de asociación, aunque mantiene la prohibición de que los guardias civiles lleven a cabo acciones de naturaleza sindical o política.
Con todo, Fernández de Mesa confía en que nadie tenga que ser sancionado nunca porque no cumpla la ley y se ha mostrado convencido de que “todos” los agentes se moverán dentro de la legalidad.
“Yo creo que las asociaciones, entre ellas la Asociación Unificada de Guardia Civil, son plenamente conscientes de que en este último año no ha habido ningún tipo de persecución política”, ha añadido el director general.
Además, ha recordado las buenas relaciones que mantiene con las asociaciones que han vuelto “al terreno de juego” en este último año con la celebración de las reuniones trimestrales del Consejo de la Guardia Civil y “todas las mesas de trabajo que han pedido”.
