Los Bomberos Voluntarios del Valle de Güímar han celebrado este fin de semana su 15 aniversario con un emotivo acto en el que se presentó un nuevo camión nodriza para el servicio de extinción de incendios del Valle y en el que se dieron cita antiguos compañeros, socios, familiares y amigos.
La Asociación, que está integrada en el Consorcio de Bomberos de Tenerife desde su creación en el año 2000, nació en 1996 cuando un incendio forestal de gran magnitud arrasó el monte de La Esperanza y cercanías en la cordillera noreste y sureste de la Isla, motivo por el cual un grupo de vecinos de Güímar decidieron crear un cuerpo de bomberos voluntarios que se fue consolidando poco a poco hasta convertirse en la entidad actual con una media de 150 intervenciones anuales, realizadas en colaboración con el servicio profesional.
Actualmente, la entidad está compuesta por 20 bomberos voluntarios, de los cuales son 19 hombres y una mujer. Y con la incorporación del vehículo nodriza con una capacidad para 8.000 litros de agua, una cisterna adaptada para cubrir los lugares sin hidrates del valle y el polígono industrial, alcanzan la cifra de cinco vehículos de emergencia disponibles para completar su flota.
Antecedentes
El primer parque de la Asociación güimarera, dotado con un viejo automóvil donado y una cuba forestal cedida por el 
Ayuntamiento local, se situó en un viejo almacén en una céntrica calle del municipio. Posteriormente, gracias a otra donación se adquirió un furgón como unidad de salida que se adaptó a usos polivalentes, y un tiempo después se inició la compra de una autobomba de primera salida adquirido en Alemania.
En el verano de 1999, tres años después de la fundación de la Asociación, comenzaron las obras de construcción del nuevo parque que se inauguró oficialmente en noviembre de 2001.
Ya adentrados en el año 2002 e integrados en el Consorcio de Bomberos de la isla de Tenerife, se iniciaron las gestiones para adquirir un nuevo vehículo para el parque, por lo que en 2003 llegó a Güímar la unidad auto-escala.
Asimismo durante estos años, los bomberos voluntarios del colectivo han iniciado un proceso de formación amplio y variado que contempla módulos teóricos, físicos y psicológicos.
En este sentido, en la actualidad se ha consolidado la Institución y se han incrementado considerablemente las intervenciones realizadas de forma conjunta con los bomberos profesionales, siendo estos una pieza clave para el consorcio por su situación geográfica y demás cuerpos de emergencia, así como servicios nivel 1 donde no hay riesgo para las personas (fuegos de rastrojos, incendios en contenedores de basura, o fuegos en vehículos), niveles 2 en los que ya hay riesgo para las personas, como accidentes de tráfico, incendios urbanos o industriales, y niveles 3 donde han sido requeridos para reforzar a otros parques de bomberos de la Isla.
